Por Ana Balbuena https://www.linkedin.com/in/anaibalbuena/
Recuerdo un viaje de mochila que hice a Cuba durante un mes, hace algunos años, mi nivel de asombro y admiración por muchas cosas, pero sobre todo por los autos. Autos de los ’50 en perfecto estado, todos fotografiables, tan lustrosos que su carrocería hacía las veces de espejo. A medida que cambiaba de ciudad, este estado de asombro se repetía, hasta que me atreví a comentar esto con algún vaqueano, y su respuesta fue: “aqui en Cuba todos somos artesanos, tenemos tantas limitaciones que no podemos darnos el lujo de desatender el mantenimiento de absolutamente todo lo que tenemos”.
“Maravilloso”, pensé.
Y no fue hasta hace unos días cuando terminé un curso (“El rompecabezas de la vida” del genio de Gerry Garbulski) en el que entre muchas herramientas para la vida que recorrimos, hablamos de “restricciones”, y volví a la anécdota que les comparto.
Restricciones de distinto tipo, de presupuesto, de estructura, de infraestructura, restricciones de tiempo, de libertad como en el caso de mis amigos cubanos, etc…
Compartiendo nuestras experiencias, nos aproximamos a la conclusión de cómo en el día a día, TODOS habíamos aprendido en algún momento de nuestras vidas, a usar las restricciones a nuestro favor, para abrirnos camino a la creatividad.
Seguimos haciendo zoom en el tema, y encontramos un patrón, y fue que todos, o sino la mayoría éramos latinoamericanos.
Casualidad o no, trabajando en empresa multinacional o local, grande o pequeña, todos teníamos al menos 2 situaciones para compartir en las que sin ser conscientes en ese momento, habíamos apelado a un nivel de creatividad sublime, y obteniendo resultados de calidad, incluso sobresalientes.
Lo que se dice en Argentina “lo atamos con alambre”, la “viveza criolla”.
A estas habilidades superpoderosas, quiero agregarle un condimento más, también poderoso y muchas veces desatendido. El trabajo y la mirada de equipo.
Para alcanzar los objetivos, para sobresalir, o mínimamente para encaminar un proyecto, no hay excusas, si hay equipo diverso, apertura a las distintas miradas, al riesgo, a la innovación, pero sobre todo, el objetivo común, que nos envuelva a todos. Vamos a llamarlo la “logica del equipo único”.
La agilidad no depende de la metodología, sino de la cultura. Las metodologias agiles son: técnicas para entregar trabajos de calidad.
Ser ágil hoy es construir con otros. Es ser, hacer y pensar en un mundo complejo.
Mirada ágil…continurá…