En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, celebrado cada 5 de junio, Sudamérica muestra señales concretas de transformación en el camino hacia una producción más sostenible. En sectores intensivos como el de los envases, la combinación entre circularidad y transición energética comienza a consolidarse como una estrategia efectiva para reducir emisiones.
Un ejemplo concreto de este avance es Ball Corporation, líder global en envases de aluminio sostenibles, que reportó un 74% de contenido reciclado en el aluminio utilizado para latas de bebidas a nivel mundial. En América del Sur, la compañía alcanzó un 88% de uso de electricidad proveniente de fuentes renovables, incluyendo un 100% en Brasil, Paraguay y Chile.
“Avanzamos con proyectos que no solo optimizan recursos, sino que refuerzan una visión de circularidad real. Creemos en el poder del aluminio reciclado, la innovación en diseño y el trabajo conjunto con las comunidades locales como motores de cambio”, señala Tamires Silvestre, directora de Sustentabilidad para América del Sur de Ball Corporation.
La empresa proyecta reducir un 55% de sus emisiones absolutas de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030, alcanzar el uso global de energía 100% renovable, y lograr que el 85% del contenido de sus latas provenga de material reciclado. La estrategia forma parte del modelo operativo de Ball, que vincula rentabilidad y sostenibilidad como objetivos interdependientes.
La firma también promueve una agenda social activa. Solo en 2024, sus equipos participaron en más de 23.000 horas de voluntariado en 23 países, con foco en educación ambiental, reciclaje y activaciones como las realizadas en el festival Lollapalooza Chile.
La región se posiciona como un actor clave en esta transición. Paraguay, junto con Chile y Brasil, ya opera con energía renovable al 100% en las plantas de Ball, lo que contribuye directamente a la reducción de su huella de carbono. Además, iniciativas como la certificación ASI (Aluminium Stewardship Initiative) fortalecen la trazabilidad y las buenas prácticas en toda la cadena de valor del aluminio.
En una década marcada por la urgencia climática, una empresa demuestra cómo la integración entre innovación, energía limpia y economía circular puede transformar la industria sin perder de vista el impacto social ni el compromiso ambiental.
Discussion about this post