Rafael Helman, propietario de La Catalina, habló con Radio 1000 e Infonegocios sobre la llega de los primeros Pardo Suizo desde dicho país al Chaco (vía Texas), para transformar la quesería local. El anuncio, hecho con entusiasmo en redes sociales el pasado 10 de junio, no fue una simple actualización de estado, sino que reflejaba un hito estratégico: la búsqueda de una genética capaz de elevar la calidad de la leche —y, por ende, del queso— a niveles competitivos internacionales.
Las inseminaciones comenzarán el 30 de junio, con el objetivo de lograr las primeras crías Pardo Suizo del Chaco paraguayo, adaptadas al calor y seleccionadas por su potencial quesero. El propietario de La Catalina explicó que la empresa nace del sueño de una abuela, relatando que “fue una idea romántica de mi abuela Catalina, que siempre quiso tener un tambo. Ella ya no está, pero nosotros seguimos su sueño con un enfoque más técnico y moderno”.
Al principio apostaron por la raza Holando, traída desde Campo 9. Pronto descubrieron que la leche de esas vacas, si bien abundante, tenía bajo contenido de sólidos, lo que encarecía la producción de queso. “Para lograr un kilo de queso necesitábamos entre 10 y 11 litros de leche. Eso nos forzó a repensar todo”, relató.
Modificaron la alimentación del ganado, logrando cierta mejora. Pero el salto cualitativo, sabían, vendría del lado genético. Así comenzaron a investigar sobre razas usadas en Europa conocidas por su calidad lechera específica para quesos. Ahí apareció el Pardo Suizo, una raza con mejor conversión, más grasa, más proteína y, sobre todo, con un perfil ideal para quesos finos.
Una empresa nacional con base en Campo 9, que recién incursionaba en el rubro genético, sirvió de intermediaria con el laboratorio estadounidense ST Genetics, situado en el Estado de Texas. La gestión fue compleja, pero exitosa: La Catalina logró adquirir 100 pajuelas sexadas, con 99% de probabilidad de generar hembras —algo fundamental para una operación que necesita leche, no carne.
Cada pajuela costó cerca de US$ 100, pero Helman aclara que el gasto mayor fue el proceso logístico y técnico que permitió traerlas al país. La tasa de efectividad en vacas con buena salud ronda el 35%, por lo que se prevén varias rondas de inseminación para obtener resultados. Con solo 10 vacas actuales en producción y una clientela 100% online, la escala de La Catalina es mínima. Pero su ambición no lo es.
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