El Comité de Investigación de Terremotos del gobierno de Japón publicó una evaluación de riesgos que resonó en todo el archipiélago: existe una probabilidad combinada de entre el 16% y el 18% de que un terremoto de magnitud 7.0 o superior se origine en una de las 23 principales fallas activas marinas en el Mar de Japón en los próximos 30 años.
Esta advertencia, surgida tras un reanálisis motivado por el devastador terremoto de la Península de Noto en enero de 2024, ha transformado un miedo latente en un riesgo estadístico tangible, obligando a millones de personas a confrontar la posibilidad de un desastre.
«Un 10 por ciento en los próximos 30 años es una cifra alta, que indica que (un gran terremoto) podría ocurrir mientras estamos vivos. Esperamos que la gente tome medidas», dijo Naoshi Hirata, jefe del comité y profesor emérito de la Universidad de Tokio.
Para el público japonés, esta advertencia no es solo un dato. Se suma a la ansiedad nacional por la amenaza mucho mayor del mega terremoto de la Fosa de Nankai, para el cual el gobierno ya estima una probabilidad del 70-80% en 30 años, con un potencial de casi 300,000 muertes.
Ante esto, Japón aprobó oficialmente el plan básico sobre medidas para hacer frente a un previsible gran terremoto en la fosa de Nankai, frente a la costa del Pacífico del archipiélago.
Según una nueva estimación de daños publicada en marzo de este año, el megaterremoto de la fosa de Nankai podría, en el peor de los casos, podría provocar la muerte de 298.000 personas y destruir 2.350.000 casas y edificios.
El nuevo plan básico prevé tomar medidas en la próxima década para reducir en torno a un 80 % el número de víctimas mortales y en cerca de un 50 % los daños estructurales.
Estos objetivos se fijaron en 2014, pero no se alcanzaron. El Gobierno decidió mantenerlos en gran medida sin cambios, y alegó que debe fijar metas altas en asuntos que conciernen a la vida de las personas.
Para lograr los objetivos de mitigación de desastres, el Gobierno hará que todas las viviendas en zonas propensas a fuertes temblores o altas olas de tsunami sean suficientemente resistentes a los terremotos durante la próxima década. También preparará mejores refugios de evacuación.
El plan básico estipula unos 200 objetivos numéricos para las medidas gubernamentales.
El Ejecutivo confirmará cada año el estado de avance de dichas medidas y respaldará los esfuerzos regionales.
La ciencia habló y ha puesto un número y un plazo a la amenaza. Ahora, Japón se enfrenta a una carrera contra el tiempo, no solo para reforzar su infraestructura, sino para reavivar el sentido de urgencia en su población.
Fuente: https://actualidad.rt.com/
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