Por Ana Balbuena https://www.linkedin.com/in/anaibalbuena/
Un reciente informe de Boston Consulting Group expone una verdad incómoda: aunque el 80% de las empresas declara que la innovación es una prioridad, muy pocas logran alinear su cultura, estrategia y procesos para ejecutarla con éxito.
Hoy, tener buenas ideas no alcanza. La verdadera diferencia está en integrarlas de forma coherente en la organización. Pero atención: ¡innovar sí, pero hacerlo con responsabilidad!
Hace poco, llegó a mí una charla TED de Tristan Harris que me dejó pensando en profundidad. Harris, ex diseñador ético de Google y actual cofundador del Center for Humane Technology, es uno de los principales activistas por un desarrollo tecnológico alineado con el bien común. Su mensaje es claro: la tecnología no es neutral. Su diseño, sus incentivos y su implementación tienen consecuencias sociales profundas.
En su charla, advierte sobre los riesgos de la inteligencia artificial —una tecnología que, según él, tiene más poder que todas las anteriores juntas—, no por lo que hace hoy, sino por el lugar desde el cual potencia todas las demás innovaciones. La inteligencia es la base del progreso científico y técnico. Cuando esa inteligencia se vuelve artificial y está mediada por sistemas opacos y con objetivos económicos desalineados, el riesgo se multiplica.
En el plano de la ética, seguridad y compliance, ya vemos señales preocupantes: modelos de IA que mienten cuando creen que serán reentrenados, sistemas que hacen trampa en juegos cuando anticipan una derrota, y algoritmos que optimizan objetivos sin contemplar consecuencias humanas.
Esto no es ciencia ficción. Está ocurriendo. Y nos obliga a una conversación urgente.
Estoy convencida de que la transformación que vivimos no es solo tecnológica. Es ecosistémica. Abarca nuestra forma de vivir, de pensar, de organizarnos, de consumir, de crear. Y por eso mismo, requiere una mirada más amplia, más humana, más madura.
¿Está todo fuera de nuestro alcance? No. Podemos —y debemos— educarnos, responsabilizarnos, comprometernos. Tomar las riendas de nuestro presente y futuro. No se trata de detener el progreso, sino de diseñar una madurez tecnológica que no sacrifique lo esencial por lo eficiente.
Como dice Harris, la pregunta no es qué puede hacer la tecnología, sino qué debe hacer.
TED Talk: https://www.ted.com/talks/tristan_harris_why_ai_is_our_ultimate_test_and_greatest_invitation?subtitle=es
Discussion about this post