Bajo el lema “¡Hepatitis: entenderla para vencerla!”, el pasado 28 de julio se conmemoró el Día Mundial contra la Hepatitis que este año hizo un llamado para derribar las barreras que impiden el acceso al diagnóstico y tratamiento, y acelerar el compromiso político para eliminar la hepatitis como problema de salud pública para el 2030.
La doctora Elena Candia, directora del Programa Nacional de Control de VIH/Sida e ITS (PRONASIDA), en entrevista con Radio 1000, reportó que en Paraguay se registraron 852 notificaciones de hepatitis B en el año 2024, superando los 535 casos constatados en 2023, lo que supone un aumento considerable.
En cuanto a la hepatitis C, la profesional de la salud señaló que en nuestro país sigue existiendo una baja prevalencia, con solo 14 casos detectados en el año 2024.
La hepatitis viral sigue siendo una amenaza silenciosa para millones de personas en las Américas y el mundo. Aunque existen vacunas seguras, tratamientos eficaces e incluso cura para algunos tipos, cada 30 segundos a nivel mundial una persona muere por complicaciones relacionadas con hepatitis crónica, incluyendo la cirrosis y el cáncer de hígado.
En el Día Mundial contra la Hepatitis 2025, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) hace un llamado para derribar las barreras que impiden el acceso al diagnóstico y tratamiento, y acelerar el compromiso político para eliminar la hepatitis como problema de salud pública para el 2030.
Conocer las diferencias entre los cinco tipos de hepatitis A, B, C, D y E es el primer paso para prevenirlas, detectarlas a tiempo y actuar.
Las hepatitis A y E son transmitidas por vía fecal-oral, a través de agua y alimentos contaminados. Los virus causantes de las hepatitis B, C y D son transmitidos por vía sanguínea, sexual y vertical (madre-hijo). Su distribución varía de una región a otra; la prevalencia está asociada a ciertas prácticas que favorecen su transmisión, como la utilización de materiales contaminados en usuarios de drogas inyectables y transfusiones sanguíneas, relaciones sexuales sin protección o por accidentes ocupacionales sanitarios.
Las hepatitis B y C son infecciones crónicas silenciosas que, sin un diagnóstico adecuado, pueden progresar a cirrosis hepática o cáncer de hígado, causando un impacto negativo significativo en la vida de las personas y comunidades en nuestra región. La buena noticia es que hay medicamentos disponibles que curan la hepatitis C, así como tratamientos eficaces para controlar la hepatitis B.
Juntos, podemos eliminar la hepatitis en la Región de las Américas y alcanzar los objetivos de eliminación de la OPS para 2030, reducir el número de nuevos casos y evitar muertes.
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