El balance de víctimas mortales en Nepal ascendió a 30 desde el inicio de las protestas un día antes. Entre las fallecidas está Rajyalaxmi Chitrakar, esposa del exprimer ministro Jhalanath Khanal, que murió tras sufrir graves quemaduras cuando un grupo de manifestantes prendió fuego a su vivienda en Katmandú.
La mujer fue rescatada con heridas críticas y trasladada al Hospital de Quemados de Kirtipur, donde falleció. Su esposo, también líder del Partido Socialista de Nepal, pidió ayuda al Ejército para ser evacuado.
La violencia dejó además varios muertos en cárceles, hospitales y en enfrentamientos con la policía. El Hospital Civil de Katmandú confirmó el deceso de tres manifestantes, mientras que las fuerzas de seguridad informaron de otros dos fallecidos en un tiroteo en el barrio de Kalimati. Estos casos se suman a los 19 muertos del lunes, cuando se produjo el estallido más grave de las protestas.
El Ejército de Nepal, asumió el control de la seguridad del país y se mostró dispuesto a facilitar conversaciones entre las partes para buscar una salida política a la crisis, anunció este miércoles la extensión del toque de queda a nivel nacional hasta el jueves.
La ola de disturbios también ha llegado a las cárceles, donde cinco personas han muerto.
Más de 900 presos escaparon de la prisión de Kaski, en Pokhara, después de que manifestantes del movimiento Generación Z irrumpieran en el recinto, golpearan a los guardias y destruyeran instalaciones.
Otras prisiones, como las de Kailali y Lalitpur, fueron incendiadas y se han producido fugas masivas, con una estimación oficial de 1.500 presos huídos en todo el país.
Los ataques también se dirigieron contra instituciones políticas y residencias privadas.
La sede del Kantipur Media Group, el mayor conglomerado de prensa del país, también fue atacada.
Fuente: EFE
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