La crónica del final del ciclo de Diego Martínez en Cerro Porteño es ni más ni menos que la de una muerte anunciada, aunque suene a lugar común. Se va sin ser campeón.
Tras la eliminación en Copa Libertadores a manos de Estudiantes de La Plata que era pasable, Martínez quedó grogui y también entró en hechos puntuales muy criticados en sus manejos.
«Vergüenza», es la palabra más resonante que resumió y describió el sentimiento del hincha cerrista luego del empate 1-1 ante Tembetary ayer en la Nueva Olla, una falla una vez más de un partido que tenía que ganar.
Esto colmó el vaso de la paciencia. Por cómo planteaba los partidos, por cómo transcurrió y por cómo se explicó en el final de 2 puntos cosechados de 12 en juego.
Martínez dirigió 47 partidos en el Ciclón, de los cuales 34 corresponden al torneo local, 12 a la Copa Libertadores y 1 a la Copa Paraguay. Consiguió 24 victorias, 12 empates y 11 derrotas. Así terminó la era del ex Boca Juniors en el banquillo del Ciclón de barrio Obrero.
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