Los camiones medianos y pesados, además de los autobuses, son objeto de aranceles en Estados Unidos a partir de este sábado, como parte de la ofensiva proteccionista a gran escala del presidente Donald Trump, aunque con algunas exenciones.
Los camiones importados están ahora sujetos a un arancel del 25%, mientras que pesa una sobretasa del 10% sobre los autobuses.
Desde su regreso al poder en enero, Trump ha establecido un recargo de al menos un 10% sobre la mayoría de los productos importados, así como aranceles específicos para sectores considerados estratégicos (acero, aluminio, automóviles, cobre y madera para construcción).
Los camiones pesados y los autobuses se suman ahora a esta lista.
La intención del gobierno es favorecer la industria nacional, reducir el enorme déficit comercial del país, generar nuevos ingresos públicos y negociar con los principales productores condiciones preferenciales para los productos estadounidenses, a cambio de una rebaja arancelaria.
El lobby de los transportistas por carretera (American Trucking Associations), que agrupa a más de 37.000 empresas, había solicitado al gobierno que renunciara a estos aranceles.
Sin embargo, los nuevos impuestos no se aplicarán por completo a los camiones procedentes de Canadá y México, siempre que su producción cumpla con los criterios establecidos en el marco del tratado de libre comercio entre los tres países (T-MEC).
Para los vehículos afectados, solo las piezas no fabricadas en Estados Unidos estarán sujetas a un arancel del 25% en el futuro. Pero por ahora están exentas, mientras el Departamento de Comercio determina cómo aplicar la medida.
Según los expertos, la mayoría de los camiones importados a Estados Unidos provienen de sus vecinos.
En cambio, para los autobuses, el arancel del 10% se aplicará plenamente a los vehículos procedentes de ambos países vecinos, estén o no cubiertos por el T-MEC.
Fuente: DW























Discussion about this post