En una montaña en España, en Jaén, se registró por primera vez un lince ibérico luego de un crecimiento inesperado de su población en la Península Ibérica, de donde es predominante esta especie. Además, el ejemplar que apareció es blanco, algo nunca documentado.
El hallazgo se dio luego de que en 2024 el Lynx pardinus saliera de la lista de especies en peligro de extinción, uno de los grandes hitos de la biodiversidad en España.
En sólo un año, la población del lince ibérico aumentó en España y Portugal un 18,8% con más de 2400 ejemplares, 470 de ellos hembras, según informó el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico español.
Es un felino de tamaño medio y color pardo moteado, con unas características orejas puntiagudas y unos mechones de pelo laterales que se asemejan a una barba. Se trataría de un animal que ha cambiado la pigmentación de su pelo por factores externos como el estrés, pero que puede volver a su color natural.
Ángel Hidalgo, un fotógrafo de Alcaudete (Jaén) de 29 años, logró la imagen, tal vez del año en España. Pudo disfrutar de él alrededor de un minuto, tal y como captó en un vídeo en el que se ve al animal mirando primero a la cámara fijamente y después al suelo. Tras esos segundos desapareció, casi como si fuera una escena mística más propia de una leyenda procedente del pasado que de la vida real.
Fue un miércoles 22 de octubre cuando tras una fría y lluviosa noche Hidalgo se animó a ir al monte y se lo encontró: «Ese día salí muy temprano a pesar de que había hecho una noche malísima. Cuando hace este tiempo me gusta más porque los animales están más tranquilos porque saben que la gente no va a ir al monte, salvo excepciones. Entonces dio la casualidad de que me lo encontré a lo lejos, a unos 150 metros», relató el fotógrafo a Huff Post.
«Saqué la cámara y estaba nervioso, temblando porque al verlo me quedé en shock, casi paralizado. Cuando volví a mirar tras unos segundos ya había desaparecido. En el vídeo que hice se ve que sale movido porque lo tomé a pulso, sin trípode y estando muy nervioso. Tomé varias fotografías y revisé todo y cuando volví a mirar ya había desaparecido», agregó Hidalgo.
Según explicó se debe a que si el lince ya de por si es un animal esquivo y complicado de ver, este al tener el pelo blanco lo es todavía más. «Sabe que es más vulnerable, le cuesta más cazar y por eso es mucho más nocturno», justifica este fotógrafo, que se puso al momento en contacto con las autoridades y organizaciones de protección del lince.
En estos diez días desde que hizo esa foto Hidalgo ha vuelto a tener un segundo encuentro con el animal en el que ha podido verlo más calmado y sacar nuevo material que aún no ha visto la luz. La foto que publicó en sus redes sociales tuvo un alcance mundial. Le escribieron desde países tan diferentes como China, Colombia, Reino Unido, Brasil o Estados Unidos.
Aunque no lo vuelva a ver más, Ángel Hidalgo se convirtió en la primera persona en fotografiar un lince ibérico blanco.


























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