El gobierno de Nueva Zelanda suspenderá la emisión de nuevas recetas de bloqueadores de la pubertad para menores con disforia de género, una decisión que el Ejecutivo justifica en la necesidad de adoptar una actitud preventiva mientras no existan conclusiones científicas más sólidas.
La medida, que entrará en vigor el 19 de diciembre, fue anunciada por el ministro de Sanidad Simeon Brown, quien explicó que el Gabinete ha optado por congelar temporalmente el acceso hasta que concluya un ensayo clínico de referencia que se está llevando a cabo en el Reino Unido y cuyos resultados no se conocerán hasta 2031.
A pesar de esta suspensión, los análogos de la hormona liberadora de gonadotropina seguirán disponibles para quienes ya los usan en el marco de su tratamiento, así como para otras patologías como la pubertad precoz, la endometriosis o determinados tipos de cáncer.
Brown insistió en que esta decisión pretende ofrecer a las familias la tranquilidad de que «cualquier intervención médica en menores sea sólida desde el punto de vista clínico y compatible con el interés superior del joven».
El anuncio llega en un contexto de intensificación del debate político y sanitario. La coalición gobernante ha decidido reorganizar los servicios de apoyo a jóvenes con variaciones de género, manteniendo los programas existentes pero concentrando la información y los recursos en una plataforma nacional que centralice los procesos.
La medida ha recibido el entusiasmo de Nueva Zelanda Primero. Su líder, Winston Peters, celebró la suspensión a través de las redes sociales, calificándola de postura prudente frente a medicamentos que, según él, no han demostrado eficacia suficiente. También Karen Chhour, portavoz de ACT en materia de infancia, aplaudió el cambio normativo y lo presentó como un triunfo de la evidencia científica y de la protección del menor.
La raíz científica del debate se encuentra en el Reino Unido. La llamada revisión Cass, dirigida por la pediatra Hilary Cass durante cuatro años, concluyó que la base empírica sobre la atención afirmativa de género en menores era frágil y propuso llevar a cabo un gran ensayo clínico para aclarar si los bloqueadores son seguros y eficaces. Tras ese informe, el NHS británico suspendió la prescripción rutinaria de estos fármacos para nuevos pacientes, y países nórdicos como Suecia, Finlandia o Noruega ya habían restringido su uso previamente.























Discussion about this post