Eduardo Giménez Franco de 63 años, quien junto a su familia lleva 35 años trabajando en la elaboración de la Virgen de Caacupé. Comentó que la producción se mantiene todo el año para asegurar stock suficiente cuando se acercan los días de mayor devoción. Aunque la fiesta mariana del 8 de diciembre multiplica la demanda, en el taller de Don Eduardo no existe el concepto de «alta temporada».
«Tenemos muchos pedidos, este año creo que fue en el que más hemos vendido, ahora tenemos mucha demanda. La imagen más grande que tenemos es de 80 cm», comentó el artesano.
El artesano utiliza matrices hechas de yeso, moldeadas a partir de una imagen original adquirida especialmente para reproducir cada detalle.
«La matriz es de yeso, artesanalmente nos dedicamos al barro. La parte más delicada y que lleva más tiempo es la parte de pintura. La humedad en nada ayuda, necesitamos mucho del sol para el moldeado y secado», precisó Giménez Franco.
Si bien los peregrinos son parte del paisaje en estas fechas, la mayor parte de los compradores de Don Eduardo no son visitantes directos, sino revendedores y empresas que buscan adquirir piezas por volumen para comercializarlas o utilizarlas como obsequios corporativos.
En fechas como el 8 de diciembre, varias compañías realizan regalos para sus colaboradores, y las figuras artesanales de la Virgen están entre los productos solicitados.
























Discussion about this post