Lando Norris es el nuevo campeón del mundo de Fórmula 1. El piloto británico terminó en la tercera posición que necesitaba en Abu Dabi para llevarse el título por solo dos puntos de ventaja sobre un Max Verstappen que jugó limpio, ganó pero no pudo hacer mucho más. A sus 26 años, el británico se coronó campeón por primera vez, convirtiéndose en el undécimo piloto británico en lograrlo.
La definición en Yas Marina fue épica: aunque ganó la carrera el Max Verstappen (de Red Bull Racing), sus 8 triunfos en la temporada no le bastaron para arrebatarle el campeonato. Gracias a su regularidad y esfuerzo sostenido, Norris acumuló 423 puntos, apenas dos más que Verstappen, y resistió la presión para alzarse con la corona.
Tras cruzar la meta, la emoción lo desbordó: Norris rompió en llanto dentro de su casco, y apenas bajó del monoplaza corrió a abrazar a sus padres, su pareja y el equipo técnico.
En sus primeras declaraciones confesó que no pensó poder llorar ese día, pero que la mezcla de alivio, orgullo y gratitud lo superó. “I love you Mum, I love you Dad. And I’m crying!”, dijo, mientras agradecía el apoyo recibido desde sus inicios.
Este título no solo marca un triunfo personal, sino también un resurgimiento para McLaren, que vuelve a lo más alto del Mundial de Pilotos después de casi dos décadas. Para Norris —y para todos los aficionados a la F1—, este campeonato representa la promesa de una nueva era: una inyección de esperanza, renovación y expectativas tras un año de lucha intensa, rivalidades feroces y un desenlace dramático en Abu Dhabi.























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