Con 96,7 % de los votos escrutados, la derecha austriaca logró una victoria histórica en las elecciones legislativas ayer domingo, aunque sin garantía de poder gobernar.
«Juntos hicimos historia (…). Lo que hemos logrado supera todos mis sueños», dijo el líder de la derecha de Austria, Herbert Kickl, a sus partidarios reunidos en Viena.
El Partido de la Libertad (FPÖ) obtuvo 28,8 % de los votos, un incremento de 13 puntos con relación a los comicios de 2019. La agrupación ha estado en el gobierno varias veces, pero esta es la primera vez que gana una votación nacional.
Los conservadores de la actual formación gobernante, el Partido Popular de Austria (ÖVP), liderados por el canciller Karl Nehammer, quedaron segundos con 26,3 %. «No logramos alcanzar» a la extrema derecha, lamentó Nehammer al dirigirse a sus partidarios.
Sin embargo, Kickl está lejos de tener garantizado el puesto de jefe del gobierno y puede incluso quedarse fuera de un gabinete de coalición, ya que ningún partido quiere asociarse con su formación.
Luego de conocerse las primeras proyecciones, el líder afirmó que tras este mensaje «tan claro» del electorado tenderá la mano a todos los partidos del Parlamento. El país debe «volver a conectar con las necesidades de la población», aseguró. «Nuestra mano está tendida en todas direcciones», dijo.
Desde 2021, cuando Kickl asumió el control del FPÖ, la popularidad de la formación creció gracias a la indignación de los votantes por temas como la inmigración, la inflación y las restricciones de la pandemia de covid-19, como ocurrió con otros partidos de extrema derecha en Europa.
Tras cinco años de una alianza inédita de conservadores y ecologistas en el poder, el avance de la derecha supone un sismo en Austria, donde el FPÖ integró el gobierno previamente, pero nunca había encabezado una votación nacional.
Fuente: DW