Con varias carreteras bloqueadas, Bolivia está semiparalizada por las protestas de campesinos que desde hace 10 días piden «el cese de la persecución judicila» contra su líder, Evo Morales, investigado por presunto abuso de una menor cuando era presidente de aquel país.
Los cierres viales incomunican Cochabamba con La Paz, Oruro, Potosí, Sucre y Santa Cruz. En La Paz, la capital y sede de gobierno, la protesta ha elevado los precios de la canasta básica y se forman largas filas en torno a las gasolineras.
Ayer, choferes de transporte público interrumpieron el tránsito en decenas de rutas de la ciudad para reclamar por la escasez de combustibles. «Ya no podemos trabajar (…). Algunos han dormido en la fila toda la noche», dijo Juan Mamani, chofer de bus de 53 años.
Sin embargo, horas después pusieron fin a su huelga, tras firmar un acuerdo con el gobierno del presidente Luis Arce.
«Estamos garantizando, bajo la palabra del ministro de Hidrocarburos, la [provisión de] gasolina y el diésel que nuestra gente ha pedido. Es por eso que a partir de este momento vamos a levantar este paro, vamos a dejar de bloquear», dijo en una rueda de prensa conjunta el dirigente Javier Escalante.
El Gobierno culpa a los partidarios de Morales de impedir la distribución Cientos de camiones cisternas están varados en las carreteras tomadas por los manifestantes.
El silencio de la fiscalía sobre la «aprehensión» que anunció contra Morales, investigado por «estupro, trata y tráfico de personas», aprieta aún más el nudo que inmoviliza a Bolivia.
Enfrentados por la candidatura presidencial de la izquierda oficialista para las elecciones de 2025, Morales acusa a su exministro Arce de intentar «proscribirlo» con la apertura de investigaciones penales. Aunque las protestas comenzaron con la intención de evitar la posible captura del líder aimara, ahora exigen que Arce encuentre una salida a la crisis derivada de la falta de dólares y combustibles.
Fuente: EFE