Los agentes fiscales del Sector 1, Fátima Girala y Marcial Machado presentaron acusación contra Armando Rotela y otros 8 miembros de la organización delictiva que dirige. Es en el marco del amotinamiento organizado de internos del penal de Tacumbú, durante la operación denominada Veneratio, desarrollada en diciembre del 2023. Además, solicitaron que el juez penal de Garantías, Yoan Paúl López, eleve la causa a juicio oral y público.
Los acusados son, además de Rotela, Milciades Giménez Prieto, César Ramón Ortiz, Juan Valentín Insfrán Espínola, Miguel Ángel Saravia Medina, Lucas Ramón Duarte Rolandi, Oscar Ariel Cabello Azcona, Arsenio Erico Alvarenga Sosa, Alan Ricardo Caballero; por la supuesta comisión de los hechos punibles de motín de internos, en calidad de coautores, transgresión a la Ley «De Armas de Fuego, sus Piezas y Componentes, Municiones, Explosivos, Accesorios y Afines» y asociación criminal, todos en calidad de coautores.
Durante el Operativo denominado Veneratio, se ha observado la capacidad del primer anillo del clan, de resistir intervenciones policiales, utilizando armas blancas, armas de fuego, y explosivos caseros tipo molotov y dinamita en gel. La resistencia y organización de estos miembros subraya su rol esencial en la protección y ejecución de las órdenes del líder», señala la acusación.
Este grupo no solo se caracteriza por su capacidad de combate, sino también por el uso de símbolos no verbales y tatuajes que refuerzan su identidad y lealtad. «El puño cerrado,» como señal de pertenencia, y el lema «Vencer o Morir», son ejemplos de los códigos internos que manejan para comunicarse y reafirmar su compromiso con la organización. Esta estructura jerárquica y simbólica criminal, junto con las comodidades que obtenían dentro del penal (como armas blancas, alcohol, y tecnología), demuestran el nivel de control y poder que ejercían en el mencionado penal.
Tras las investigaciones quedó claro para la Fiscalía que los hoy acusados actuaron gravemente contra el orden público, la seguridad pública y la seguridad penitenciaria, al generar un clima de zozobra y violencia dentro y fuera del establecimiento penitenciario, y así perturbar gravemente el normal funcionamiento de las instituciones del Estado.
La conducta típica del Clan Rotela, consistió en coordinar y llevar a cabo en conjunto con los demás soldados del clan (personas privadas de libertad), el ataque a los agentes policiales que intervinieron en el operativo, desde el momento de su ingreso al penal, utilizando como logística todo tipo de armas de fuego, armas blancas, explosivos, y el implemento de barricadas desde el acceso a la cárcel hasta el último pabellón, para producir disparos y heridas en defensa de los ideales del clan, y evitar que los líderes sean recapturados. Es así que el líder junto con sus demás miembros realizó la distribución de los roles en la noche madrugada del día del motín, ya que la información se había filtrado.
Las víctimas sobrevivientes, algunas de las cuales corrieron peligro de muerte, y quedaron con secuelas especialmente a la altura del cuello, además del fallecimiento de un suboficial. Asimismo, la conducta desplegada por los hoy acusados es considerada antijurídica y no puede decirse que hayan actuaron en defensa propia ya que en todo momento, durante las seis horas que duró la intervención, se les dio la posibilidad de cesar con sus acciones bandálicas y no lo hicieron. Además, no existen indicios que hagan presumir la existencia de algún tipo de transtorno.
Estos elementos probatorios permiten a esta representación pública sostener en grado de certeza positiva la participación de los acusados en la comisión de los mencionados hechos punibles.
Fuente: Ministerio Público