El que estuvo más cerca de ganarlo fue Peñarol, que de menos a más se animó a salir y complicar a Olimpia. De chiripa terminó sin goles. El que se salva es Lucas Verza que se jugó la piel y sacó un manotazo firme. El Carbonero se perdió una clara desde los 12 pasos.
El momento de Olimpia. Lamentablemente para sus hinchas que lo ven y lo sufren una o dos veces por semana, en esta penúltima presentación jugando la Libertadores de local es una locura. Teniendo en cuenta que a lo largo de la historia, y con distintos técnicos, fueron bichos, barreros, mañeros, sucios. En estos días, en cambio, al Decano le toca ser los verdes de la película. Verde full time.
Olimpia involuciona. Retrocede casilleros. No aprovecha las posibilidades que se le presentan, ejemplo Derlis González que tuvo una en la nariz del arco y con todo su oficio le pega con el garrón. La pelota afuera.
El actual presente tira el prestigio al tacho. El hincha es el que más sufre y el Decano no puede seguir mucho tiempo más en estas condiciones. ¿Cuál es la solución? Ni idea. Son tantos y tan grandes los problemas que no se sabe por dónde empezar.
Olimpia se cae a pedazos. En crisis de identidad y de liderazgo, hace agua por todos lados. No hay inteligencia ni templanza.