En un cierre cargado de tensión, el delantero Neymar celebró un gol que creyó legítimo, pero que el árbitro no convalidó. Su festejo, que parecía anticipar el empate agónico del Santos ante Inter de Porto Alegre de Óscar Romero y Alan Benítez, se esfumó y la frustración terminó en una discusión con un simpatizante, en el marco de la derrota por 2-1.
El colombiano Johan Carbonero a los 9’ y el también colombiano Rafael Santos Borré, de penal a los 75’, anotaron para el conjunto colorado. Álvaro Barreal redujo la diferencia a los 91’ para el cuadro Peixe, que luego acarició el 2-2.
En el cuarto minuto del tiempo adicionado, Neymar conectó un zurdazo que el uruguayo Sergio Rochet lo desvió y la pelota pegó en el caño, picó en la línea y fue atrapada por el arquero. Todo Santos reclamó que el balón había entrado.
Neymar salió corriendo para celebrar lo que creyó que era gol, abrió los brazos de cara al público, se deslizó por el césped con las rodillas y hasta pateó, con rabia, el banderín del córner como parte de un festejo a puro desahogo. De inmediato se dio cuenta de que fue en vano.
Al finalizar el partido, el crack brasileño no toleró las críticas y discutió cara a cara con un hincha, lo que generó aun más descontrol en la tribuna porque miembros de la hinchada comenzaron a discutir entre así: algunos estaban a favor de las recriminaciones al capitán y otros no.
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