El fútbol mundial está de luto. Francisco Xabier Azkargorta Uriarte (Azpeitia, 1953) falleció a los 72 años de edad en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, de donde era natural su pareja y donde residía desde hace bastante tiempo.
«Hace varios años padezco una enfermedad cardíaca, pero estoy estable bajo el cuidado permanente de mi esposa e hijo», recalcó el 22 de octubre, en una de sus últimas apariciones públicas.
A los 29 se convirtió en el entrenador más joven de Primera División al asumir el banquillo del Espanyol, que acababa de despedir a Milorad Pavic y ya nunca más se planteó ejercer la profesión de médico para la que había estudiado. Todo lo hizo pronto el «Bigotón»: retirarse, hacerse entrenador y ahora también, partiendo a la eternidad con 72 años después de varios años de complicaciones cardiacas.
Azkargorta es historia pura en Bolivia, el país que lo adoptó y que lo convirtió en leyenda al clasificarlo por primera vez para un Mundial en 1994.
Fue en América donde su figura creció. El éxito en Bolivia –donde también dirigió al Bolívar, al que llevó a la semifinal de la Copa Libertadores, le hizo recibir la llamada de Chile, pero las cosas no le fueron tan bien. El objetivo era clasificar a la selección para el Mundial 98, pero lo despidieron apenas comenzada la fase de clasificación. También triunfó en Japón, donde fue campeón con el Yokohama Marinos, con el que ganó la Liga japonesa. Hasta allí se llevó a Julio César Baldivieso, centrocampista de aquella Bolivia mundialista, y a Julio Salinas.
Su carrera le llevó también a México, donde entrenó al Chivas, y a China, donde fue director deportivo del Beijing Gouan. Pero su sitio estaba en Bolivia. Allí queda su leyenda.























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