La Corte Suprema de Brasil declaró definitiva la condena contra el ex presidente Jair Bolsonaro por su papel en un plan para impedir que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera la presidencia tras las elecciones de 2022. Con esta decisión, el tribunal cerró cualquier vía de apelación y definió que la pena deberá cumplirse en las dependencias de la Superintendencia de la Policía Federal en Brasilia.
El fallo fue firmado por el magistrado Alexandre de Moraes, quien indicó en una resolución interna que la causa llegó a su “tránsito en juzgado”, lo que en el sistema brasileño significa que ninguna instancia superior puede revisar la sentencia.
La decisión también alcanza a otros ex funcionarios que integraron el núcleo principal de la trama, entre ellos el ex director de la Agencia Brasileña de Inteligencia Alexandre Ramagem y el ex ministro de Justicia Anderson Torres.
Bolsonaro había sido sentenciado en septiembre por la Primera Sala del tribunal tras una investigación que concluyó que dirigió una estructura que buscó alterar el resultado electoral y frustrar la toma de posesión del mandatario electo. Según el expediente, el grupo discutió escenarios para impedir el traspaso del poder e incluso evaluó acciones violentas. El fallo estableció una pena de 27 años y 3 meses de prisión en régimen cerrado.
En el caso de Ramagem, la pena fijada es de 16 años, mientras que Torres deberá cumplir 24. Ambos, al igual que otros ex colaboradores militares y civiles investigados en la misma causa, aguardan que el tribunal determine el lugar y el momento en que deberán comenzar a cumplir sus condenas. Hasta ahora, las defensas alegaron que podrían presentar nuevos recursos, pero la propia Corte señaló que esos instrumentos no se aplican cuando no existen votos favorables a la absolución, como ocurrió en este juicio.
La situación jurídica del ex mandatario se volvió más compleja desde el sábado, cuando fue detenido de manera preventiva en la sede de la Policía Federal en Brasilia. Su arresto no está vinculado directamente con la causa del intento de golpe, sino con la sospecha de que intentó manipular el dispositivo de monitoreo electrónico que debía utilizar bajo orden judicial. La Policía informó que el equipo presentaba señales de haber sido alcanzado por una herramienta térmica.
De Moraes sostuvo en su decisión que existían “indicios serios” de una posible tentativa de fuga, agravados por la convocatoria pública de una vigilia religiosa organizada por el senador Flávio Bolsonaro frente a la residencia del ex presidente.
Fuente: EFE























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