Por Gonzalo Quintana
Los grandes problemas que afectan al país y que condicionaran severamente el buen futuro de nuestra nación son de carácter político.
Maluli, la hermana de Helio Vera, me sacó del círculo vicioso en el que estaba, acercándome peligrosamente al “no hay nada que hacer”.
Esa fatal resignación que lleva a buena gente, a las más aptas inclusive, a abandonar el timón del barco en el que todos estamos navegando en mares turbulentos y dejarlo en manos de los que, cegados por la codicia y la ignorancia, lo conducen con una soberbia tal que ni siquiera perciben el enorme Iceberg que nos destruirá como nación.
El mismo Iceberg que destruyó a algunos países que están padeciendo un doloroso proceso de recuperación y está destruyendo a otros países prósperos en el pasado.
Ninguna bomba tiene tanto poder destructivo, por sus efectos en el tiempo, como la política cuando esta despojada de objetivos superiores, de noción de patria, de compromiso con la nación en su conjunto y dominado por la corrupción.
Hace 60 años que trajino la política. Siempre entendí las razones históricas de la confrontación facciosa, maniquea, sectaria, excluyente.
Pero de la misma forma entendí que el deber, la gran tarea política, era transformar esa confrontación en una competencia democrática por el poder. Poder que no se legitima solo con los votos, si constituyen gobiernos sin las virtudes, los principios y la ética democrática y republicana. La dictadura de las muchedumbres se llama oclocracia, que se define como la autoridad de un populacho corrompido y tumultuoso que degenera la democracia.
La convicción que el Paraguay tenía su mejor oportunidad desarrollando un sólido bipartidismo, dinamizado por terceras opciones que nutran la oferta política.
Sigo pensando igual, aunque repito, el desaliento me acosa porque lo que muestran los dos partidos tradicionales no sirve más que para generar angustia. Aun cuando se pueda reconocer a algunos políticos de verdad activando en sus filas, la mayoría de sinvergüenzas es abrumadora.
Maluli, reconociendo este mi espíritu permanente me hizo llegar un artículo de su hermano Helio Vera publicado el 16 de abril del 2008, un mes ante de su fallecimiento y en el que se cuestionaba lo siguiente: “Me pregunto dónde fue a parar ese Partido Colorado”.
Dirán ustedes, ¿cuál? Copio 2 párrafos:
“Penetrado de la visión liberal del Estado y de la sociedad prevaleciente de entonces, el partido se empeñó en crear las bases de un sistema educacional capaz de formar a la juventud paraguaya. Las escuelas normales, los colegios nacionales y la Universidad Nacional nacieron por iniciativa de sus hombres.”
Voy a ir comentando algunos párrafos del articulo con la expresa esperanza que los colorados encuentren ese partido y los liberales encuentren al suyo en base a las enseñanzas de sus grandes hombres que tanto invocan y tanto traicionan.
Si ambos los encuentran y lo ponen al servicio de la Patria, seremos un gran país.