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domingo, noviembre 24, 2024
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Prisionera del ISIS y Hamás fue obligada a comer carne humana

Fawzia Amin Sido, una mujer de origen iraquí, vivió una década tormentosa luego de que fuera secuestrada a los 11 años por el Estado Islámico (ISIS). La joven yazidí fue rescatada de su cautiverio en Gaza por las Fuerzas de Defensa de Israel y, si bien recuerda apenas el quince por ciento de lo vivido, relató algunos episodios traumáticos a los que fue sometida.

La mujer, que en un principio estuvo bajo el sometimiento de ISIS y luego como prisionera de Hamás, ya regresó con su familia en Sinjar, al norte de Irak.

Según comentó, Fawzia tuvo que soportar condiciones inhumanas entre las que se encuentra el consumo de carne de bebés, una práctica repudiable que los militantes de ISIS le confesaron después de haberla alimentado. Por si fuera poco, recordó el modo en que las madres yazidíes lloraban al reconocer a sus hijos en las fotografías de los recién nacidos decapitados que les mostraban.

Durante su cautiverio, Fawzia fue vendida repetidamente a diferentes captores. Uno de ellos, militante palestino, abusó de ella y la forzó a formar una familia.

Ya en 2020, la joven fue llevada a Gaza para que quedara retenida y custodiada por el régimen de Hamás, quienes la trataron como esclava y la mantuvieron como prisionera en un hogar. También fue obligada a trabajar en hospitales del enclave palestino, los que -según comentó- eran utilizados como bases por Hamás.

De este modo, aseguró que «no hay diferencia» entre los dos grupos terroristas porque ambos tienen métodos similares de brutalidad.

Los primeros años del secuestro que sufrió a manos del ISIS estuvieron marcados por el terror. Fawzia contó que, junto a otras personas que también se encontraban en cautiverio, fueron forzados a consumir carne humana en Tal Afar: “La carne era de los bebés”, confesó.

Igualmente, pareciera haber borrado de su mente algunas de las atrocidades que soportó. Según su abogada, Zemfira Dlovani, el trauma sigue afectando a su clienta. A sus 21 años, la joven yazidí recuerda solo el quince por ciento de lo vivido durante la última década: “Necesita mucho tiempo para recuperarse de su terrible experiencia y procesar su trauma”.

Es que, además de los episodios graves que sufrió, la incertidumbre se agravó por la separación de sus hijos, quienes no la acompañaron en su liberación.

Fuente: INFOBAE-THE SUN

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