La policía de Río de Janeiro reprimió con palos y balas de gomas a los hinchas de Lanús, durante el partido entre Fluminense y el Granate, por los cuartos de final de la Copa Sudamericana. Como en cada partido que un equipo extranjero juega en Brasil, los agentes de seguridad se enfrentaron con los fanáticos visitantes en el Estadio Maracaná en Río de Janeiro.
El escándalo se inició en el entretiempo del encuentro, en el anillo interno del estadio, cuando se enfrentaron la fuerza policial del país vecino y la seguridad privada contra los fanáticos del Granante, lanzando gases lacrimógenos y disparando balas de gomas, en el sector de los baños.
Los graves incidentes se trasladaron a las tribunas, donde la policía reprimió con bastonazos y agravó el escándalo. Los gases comenzaron a invadir el campo de juego, y el encuentro se vio demorado varios minutos por el árbitro venezolano Jesús Valenzuela.
En el partido, Lanús se plantó en Brasil tras empatar 1 a 1 con Fluminense y lograr así el pase a las semifinales de la Copa Sudamericana 2025.
La clasificación del Granate quedó así marcada por un episodio de violencia que empañó el espectáculo deportivo y volvió a poner en el centro de la escena el accionar de las fuerzas de seguridad en los estadios sudamericanos.
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