El primer testimonio del hincha era que jugamos un poco mejor pero los argentinos nos hicieron el gol. Olimpia tuvo la posesión de la pelota, desbordó, centró bastante, pero no hubo cabezazos, como sí lo capitalizó Vélez en la primera que armó con Elías Gómez con su envío banana y Brian Romero saque el testazo al fondo y vencer a Marino Arzamendia. Olimpia abajo 0-1. Un martillazo que dejó grogui al franjeado.
En el segundo tiempo, lo peor. Un mal rechazo del arquero Marino Arzamendia rescató un hombre de Vélez, enganchó y salió de dos en el área. Javier Dominguez le cruza la pierna y penal a favor de los argentino. Brian Romero cambió por gol. El 2-0. Segundo puñal en cada corazón olimpista.
Vélez encontró los espacios. Expuso al Decano y Carrizo gatilló el 3-0. El 4-0 lo hizo Francisco Pizzini. Un resultado impactante. Cachetada del Fortín en pleno Defensores del Chaco.
Olimpia arrancó mejor porque tuvo el control de la pelota y el mayor porcentaje de llegadas. Y aun equivocándose, buscó por todas partes escapándoles a las marcas que dispuso el fondo de Vélez.
Luego del cuarto, el Decano bajó la guardia y se quedó vacío, en cuerpo y alma. No tuvo respuestas físicas ni espirituales. No mostró reacción colectiva ni tampoco individual. El más reprobado fue Junior Barreto que jugó de discreto para abajo como todos sus compañeros.
Olimpia entró en coma; con el 4-0, quedó asistido por el respirador artificial, colero sin nada en Copa Libertadores. Pero nada ni nadie salvará a un ciclo que ya, en el ánimo de todos, está muerto.