El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunció que Israel «destruyó la instalación principal» del complejo nuclear de Natanz, el más importante para el enriquecimiento de uranio.
Imágenes difundidas en redes sociales hace dos días mostraron cómo quedó el lugar tras los impactos israelíes, que se condicen con las importantes columnas de humo negro espeso que se vieron salir del sitio durante horas.
“Hemos golpeado el corazón del programa de enriquecimiento nuclear de Irán. Hemos atacado la principal instalación de enriquecimiento de Irán en Natanz… También hemos golpeado el corazón del programa de misiles balísticos de Irán”, dijo en aquella ocasión Netanyahu, añadiendo que sus tropas había atacado, asimismo, a científicos nucleares enemigos “que trabajaban en la bomba iraní”.
Por su parte, en un comunicado emitido por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se informó que “se atacó infraestructura vital del sitio que permite su funcionamiento continuo y el avance del proyecto del régimen iraní para obtener armas nucleares”, el objetivo principal de la Operación de Tel Aviv.
La instalación de Natanz, junto a Fordo, constituye una de las dos principales instalaciones nucleares subterráneas de Irán. Desde que fue revelada en 2002 por un grupo opositor iraní en el exilio, ha estado bajo constante vigilancia y sospecha a nivel internacional, lo que marcó el comienzo de un prolongado conflicto diplomático entre Occidente e Irán respecto a las intenciones de su programa nuclear.
Estratégicamente situada a los pies de las montañas, el complejo se encuentra cerca de la ciudad santa chiíta de Qom, al sur de Teherán, y alberga dos plantas de enriquecimiento: la planta subterránea de enriquecimiento de combustible (FEP) y la planta piloto de enriquecimiento de combustible (PFEP).
La FEP fue diseñada para el enriquecimiento de uranio a gran escala, con capacidad para albergar 50.000 centrifugadoras; sin embargo, actualmente hay alrededor de 14.000 instaladas, de las cuales 11.000 están operativas, refinando uranio a una pureza del 5 por ciento.
Fuentes conocedoras del tema han advertido, no obstante, que Natanz cuenta también con tres plantas subterráneas, lo que alimentó el debate sobre los potenciales daños de los ataques aéreos, tales como la contaminación y la diseminación del material tóxico.
Fuente: EFE
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