Por Gonzalo Quintana
El sábado, 8 de junio, decía en mi post. “No transitemos el mismo camino marcado por los K”.
Si se analizan los acontecimientos políticos que surgen en distintas esferas de la política; en los distintos niveles de gobierno, el nacional, el departamental y el municipal, no es un disparate la advertencia que hacen algunos analistas sobre las similitudes con el proceso vivido en los últimos 30 años en el vecindario.
Ese camino lo estamos transitado como para pensar que llegaremos al mismo destino que Cristina, sus Máximos – nepos, el copamiento de cargos públicos por un movimiento, el intento de subordinar al sistema judicial, los ñoquis, la deuda y el bicicleteo, sus juicios, el relato tramposo, la grieta, LA CASTA, etc. etc. etc.
Es decir, si seguimos por esta senda razonablemente se puede suponer el mismo final. El final construido sobre la indignación y el padecimiento de un pueblo que encontró en la motosierra el dolorosísimo tratamiento para detener la gangrena fatal de la corrupción, el desparpajo y la ineptitud.
Nuestra CASTA debería -casi imposible por su extrema mediocridad- tomar nota que un pichón de dictador, con un cinto y defecando en el despacho de un juez, mostró cuan cerca estamos del naufragio de la democracia. Los restos de la aventura como los chaqueñitos de la vida, los tránsfugas, sus patrocinadores y protectores están exhibiéndose impúdicamente todos los días como un recordatorio que estúpidamente tratamos de ignorar.
Cerrando los ojos no se cambia el rumbo, la realidad está ahí lo ignoremos o no.
‘Si tomamos los resultados (redondeando) de las últimas elecciones generales que dieron a la ANR 1.293.000 votos, a una alianza de partidos y movimientos encabezada por el PLRA 831.000 votos y al pichón de dictador y su cruzada 693.000 votos tenemos que la supuesta oposición (inexistente en realidad) obtuvo aproximadamente 231.000 votos más que el actual presidente de la república.
Sin embargo, el resultado político, en términos de poder, nada tiene que ver con esos números. El actual presidente de la ANR tiene tanto poder como cuando el dictador obtenía invariablemente más del 90 por ciento de los votos.
En el PLRA están haciendo las 2 típicas: 1. Algunos, elevar los decibeles para aturdir y 2, otros, los que pretenden ser más racionales, sugieren el cambio de los Estatutos como solución a su desastre. Es como saber que en una empresa no funciona el gerente general, ni los gerentes y subgerentes, ni los jefes y empleados y a los accionistas se le ocurre que cambiando los estatutos mejorará la empresa. Raro, no?
Por otro lado, es imposible que cambie el que tiene como único objetivo el poder cuando lo que hace le dio y le mantiene en el poder. Seguirán en las mismas. Para ellos la solución, en la actualidad, es más HC. Creo que se equivocan.
En proyección si seguimos así es muy difícil que tengamos un académico con motosierra, lo más probable es que tengamos un mono con Gillette que nos destroce como nación.
Solamente un grupo excepcional, no importa que sea pequeño pero con poder, que entiende y entienda la necesidad de la convivencia por su propia seguridad y para el bienestar de la nación puede hacer los cambios desde adentro.
La universidad te puede ayudar a entender, pero la voluntad, el carácter, el temple no se construye en las aulas. A la universidad y a la calle le puede unir la determinación de servir a la patria. Es cuestión de encontrarlos y juntarlos. Ese es el camino.