Por Ana Balbuena https://www.linkedin.com/in/anaibalbuena/
El 2 de diciembre se celebra el Día Mundial de los Futuros, una iniciativa de la UNESCO que invita a gobiernos, organizaciones y ciudadanos a desarrollar una mirada más consciente, estratégica y humana sobre lo que viene. No se trata de adivinar el futuro, sino de construirlo con responsabilidad, y en un contexto global tan convulsionado como el actual, esta invitación es más urgente que nunca.
Kristalina Georgieva, directora del FMI, tiene una frase que resume bien el espíritu de este tiempo: “Estamos pasando de un mundo de relativa previsibilidad a un mundo con mayor fragilidad: más incertidumbre, más volatilidad económica, enfrentamientos geopolíticos y catástrofes naturales más frecuentes y devastadoras. Un mundo en el que cualquier país puede descarrilar más fácilmente y con mayor frecuencia.”
Más allá del dramatismo, hay algo muy real en sus palabras: las crisis actuales ya no son eventos aislados, sino síntomas de transformaciones profundas. Y esto obliga a revisar cómo pensamos, decidimos y actuamos, especialmente en el ámbito organizacional.
Hoy, casi el 40% de los CEOs a nivel global no creen que sus empresas sigan siendo económicamente viables dentro de 10 años si continúan haciendo “más de lo mismo”. Y, aun así, el 75% de las organizaciones reconoce no estar preparada para el ritmo de cambio en su sector.
Esto es una llamada a la acción, y la invitación es clara: replantear de manera profunda la forma en que operamos. Dejar de pensar solo en la eficiencia del presente y atrevernos a reimaginar cómo creamos, distribuimos y captamos valor. No solo para sobrevivir, sino para contribuir con soluciones a los desafíos transformadores que marcarán las próximas décadas.
Porque hablar de futuros no es hablar de ciencia ficción. Es hablar de decisiones que tomamos hoy, que van a tener consecuencias mañana.
En este contexto, hay tres capacidades que todas las personas y organizaciones necesitan fortalecer:
1) Pensamiento de futuro: abrir la mente a múltiples escenarios, posibilidades y trayectorias. 2) Pensamiento sistémico: entender que todo está conectado. Ningún problema, ni ninguna oportunidad, ocurre de manera aislada. 3) Pensamiento de procesos: reconocer patrones, identificar palancas de cambio y aprender a intervenir de forma consciente.
Estas tres habilidades no son un lujo. Son una urgencia.
Un juego para activar conversaciones poderosas
Por todo esto, el Día Mundial de los Futuros tiene un significado especial para mí este año.
Durante meses, junto con un equipo de profesionales de distintos países de LATAM, liderados por @futureco_lab https://www.linkedin.com/in/future-co-lab-ba9730397/ co-creamos un juego de futuros pensado para llevar estas conversaciones —a veces tan abstractas— a un terreno práctico, lúdico y profundamente humano.
Un juego para desafiar cómo miramos el mañana. Para abrir preguntas. Para acercar a los equipos a nuevas posibilidades. Para transformar la forma en la que conversamos dentro de las organizaciones.
Este 2 de diciembre lo estaremos presentando oficialmente.
La fecha no es casual: creemos que es un pequeño aporte a esta invitación global de pensar y construir futuros más conscientes, más colaborativos y más preparados para la incertidumbre.
Porque el futuro no se espera: se conversa, se diseña y se practica.


























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