El ministro de Justicia Rodrigo Nicora, aclaró que el control en la cárcel Martín Mendoza de Emboscada «existe, existió y va a seguir existiendo». El ministro señaló que, a diferencia de un sistema de reclusión normal, en este penal de Emboscada, los reos están en sus celdas.
Sobre los vídeos que circularon y que muestran a un hombre que sería Armando Rotela, golpeando una cámara con una botella de vidrio atado a una sábana, alegó que dichas imágenes corresponden a un cubículo donde los reos pasan horas aislados.
«En ningún momento hubo desmanes, en ningún momento hubo incidentes con víctimas que lamentar ni personas heridas. Al detectar la irregularidad, tomamos medidas», comentó. Contó que los hechos ocurrieron el pasado 1 de julio y días anteriores», expresó el secretario de Estado.
Nicora mencionó que estas inconductas y hechos irregulares desembocaron desde aquel entonces y hasta la fecha, la desvinculación de nueve agentes penitenciarios, la separación de este grupo de reos que fueron remitidos a Minga Guazú, siete personas privadas de libertad en total, y la remisión de antecedentes al Ministerio Público. Además, comentó que paralelamente se trabajó con la Policía Nacional para separar al primer grupo con la habilitación de la nueva penitencia de Minga Guazú. Se hizo el traslado y la sustitución del director del penal.
«Las señales son claras, estamos hablando de un hecho que ocurrió hace 1 mes y medio. La situación en Emboscada siempre estuvo controlada y en este momento está controlada», manifestó Nicora.
Agregó que es obvio que existirá una resistencia por parte del clan Rotela a ser sometido a un «régimen especial o de máxima seguridad» porque «durante años y décadas usufructuaron el sistema penitenciario como hoteles y eso en este momento se acabó».
Comentó que se había implementado un protocolo que tiene que ver con un régimen muy estricto donde estas personas están en celdas individuales, «22 horas al día, 2 horas de ocio que están controlados individualmente, sin compañía de otros internos, con la imposibilidad de tener visitas íntimas y con las visitas familiares agendadas y monitoreadas. El control nunca estuvo perdido», acotó Nicora.