Por Gonzalo Quintana
Parece superficial, sin consecuencias, parte del paisaje político porque se “naturalizó” la disposición de fondos del Estado para satisfacer necesidades personales.
Ya es “normal” que los impuestos que pagan diariamente la gente vayan a parar, en un buen porcentaje, a los bolsillos de algunos dirigentes políticos en detrimento de la calidad de los servicios que deben recibir del Estado.
Sigo manteniendo la esperanza que los otros dirigentes, de todas las tendencias políticas, que no están en la más absoluta joda, sean capaces de construir un muro de contención a la CODICIA que claramente está sustituyendo a los principios y valores sobre los que se construye la República como modelo de Estado y a la democracia como modelo de Gobierno.
No me sale de la cabeza que un PhD por la Universidad de Columbia, Milton Friedman, que, al margen de si se está de acuerdo o no con su teoría económica, expuso con contundencia un aforismo de su creación: “Nadie gasta el dinero de otra persona tan cuidadosamente como gasta el suyo”. Fijándonos en una gran cantidad de funcionarios electos o designados, hace irrefutable esta afirmación.
Friedman advierte sobre los temas que inevitablemente debe hacer un buen gobierno. Uno de ellos es ser eficiente en el manejo de los recursos destinado a la educación.
Copio (discurso en CATO Institute): “Tanto Rose (su esposa, Phd y economista reconocida) y yo venimos de familias de muy bajos ingresos, ingresos que según los estándares de hoy estarían bien por debajo de la línea de pobreza, pero ambos fuimos a escuela públicas; ambos creemos que obtuvimos una buena educación…”
“Pero las familias de nuestra condición, las familias de hoy serán mucho menos afortunada,… Sus hijos tendrán muchos más problemas para tener una educación decente.”
Leí en un medio local que un empresario hablaba de la importancia del “capital humano” para el crecimiento económico y para el desarrollo de nuestro país. Indiscutible.
En nuestro país, vastos recursos para la llamada educación son destinados al mercado político. Un botón de muestra: 18 millones y pico para el chofer de un senador con carga parcial al sistema educativo. Es una aberración y es indignante.
Tenemos en la más alta magistratura a un MBA de la Universidad de Columbia, varios de sus colaboradores son egresados de la Escuela de Chicago, también fundada por Friedman, que no pueden desconocer este discurso. No creo que disientan con él; tienen la oportunidad de blindar a la “educación pública” de los ataques políticos de los codiciosos.
Será en beneficio del país y de muchas generaciones hoy amenazadas por la Caquistocracia ( o Kakistocracia, la dictadura de la mediocridad, el gobierno de los peores)