El Papa Francisco fallecido a los 88 años, no será enterrado con la mayoría de sus predecesores en las catacumbas ubicadas debajo de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
El último Papa enterrado en Santa María la Mayor fue Clemente IX, en 1669, y la basílica también contiene las tumbas de Honorio III, Nicolás IV, Pío V, Sixto V, Clemente VIII y Pablo V.
Rompiendo con una tradición milenaria, a finales de 2023, el líder de la iglesia católica había revelado que «ya había preparado» su tumba en una basílica romana.
Se trata de la Basílica de Santa María la Mayor, en el barrio romano del Esquilino, lo que refleja su veneración a un icono de la Virgen María que se encuentra allí, la Salus populi Romani (Salvación del pueblo de Roma).
Luego de cada viaje, Jorge Bergoglio iba a esta basílica a rezar ante la pintura de estilo bizantino que presenta una imagen de María, vestida con una túnica azul, sosteniendo al Niño Jesús, quien a su vez sostiene un libro dorado adornado con joyas.
La iglesia es una de las cuatro principales basílicas papales, aunque Francisco no será el único pontífice que es enterrado allí, ya que siete de sus antecesores, desde Honorio III en 1216 hasta Clemente IX en 1669, encontraron en ‘La Maggiore’ su última morada.
El último antecedente de entierro papal fue el de Benedicto XVI, quien renunció al papado en 2013 y murió en diciembre de 2022.
Su cuerpo, colocado en tres ataúdes, incluido uno hecho de plomo, anidados uno dentro del otro, fue velado dentro de la Basílica de San Pedro y luego fue enterrado en la misma tumba que hasta 2011 fue ocupada por su predecesor Juan Pablo II, fallecido en 2005.
Pero en una nueva ruptura con la tradición, el papa Francisco reeditó el ‘Ordo Exsequiarum Romani Pontificis’ (‘Ritos fúnebres del Romano Pontífice’) que actualizó los ritos funerarios papales originalmente aprobados por el Papa Juan Pablo II.
De acuerdo con el nuevo protocolo, en lugar de ser velado en un catafalco en San Pedro, el cuerpo de Francisco descansará en su ataúd, que permanecerá abierto y expuesto al público hasta la noche anterior a su funeral.
Francisco solicitó nuevos protocolos sobre cómo mover el ataúd del papa a otro lugar de entierro, para facilitar su propio traslado a Santa María la Mayor. En la parte final de la ceremonia, el cuerpo ya no se colocará dentro de los tres ataúdes hechos de ciprés, plomo y roble, lo que hará que el ritual sea mucho más corto.
Las nuevas reglas también proporcionan pautas para enterrar a los papas que eligen no ser enterrados en la Basílica de San Pedro, el lugar de descanso tradicional. Además, el tradicional cortejo en el Palacio Apostólico se eliminó en la nueva reforma, y solo habrá una vigilia sobre el cuerpo en lugar de dos.
Francisco decidió que será enterrado en un solo ataúd de madera forrado de zinc, a diferencia de su antecesor. Entre otros de los cambios más notables en el funeral, la liturgia no se referirá al pontífice por sus antiguos títulos y usará principalmente las palabras latinas para «papa», «obispo» y «pastor».
Fuente: Aica.org