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martes, enero 21, 2025
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Ejecutivo sin i-DEA-s

Por Robert Marcial González

De manera célebre, en un libro escrito en 1847 que recoge sus observaciones socio — políticas luego de su recorrido por Europa, África y América, el ex Presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento (fallecido en Paraguay un 11 de setiembre de 1888), sentenció en su oportunidad que “Del ridículo no se vuelve”.

Ciento setenta y siete años después, el Presidente paraguayo Santiago Peña, acaso contagiado por la efervescencia patriotera y anti foránea desplegada por gran parte de su círculo político, desafía al estadista argentino mostrando cotidianamente que, tal vez sea cierto que del ridículo no se vuelva, pero que nada impide que se pueda volver al ridículo una y otra vez. La recurrente afición al ridículo al que nos tiene acostumbrados el Ejecutivo paraguayo, no da treguas ni descanso.

El reciente papelón del gobierno ante la DEA, a la cual, en un ataque de chovinismo delirante tan prepotente como desatinado, un funcionario del gobierno con rango de ministro le comunicó que el libre y soberano pueblo paraguayo ya no necesitaba del apoyo logístico, profesional, estratégico, tecnológico e institucional que brinda la Agencia americana encargada de combatir el flagelo de la droga y el crimen organizado, superó largamente los elevados estándares de estulticia que el gabinete de Peña ya había sentado en otros muchos temas.

Las cantinflescas justificaciones brindadas por el Presidente Peña y algunos de sus ministros cuando la Agencia americana les plantó rostro, obligándolos a explicar públicamente que dejaban sin efecto su patriotera decisión y así, volver a retomar la agenda de cooperación entre el Paraguay y la DEA, serían apenas anecdóticas si no fuera por el hecho cierto que representa que el asunto incumbe, involucra, se relaciona y se vincula con el que sin dudas constituye el principal enemigo de las Democracias en la actualidad: el crimen organizado; o mejor aún, la falta de vocación, creatividad y voluntad política de los gobiernos para enfrentar con rigor el crimen organizado.

De ahí que el episodio tercermundista protagonizado de manera estelar por el gobierno de Peña ante la DEA, nos deje algunas lecciones que deberían informarnos a los ciudadanos no solo para cuando acudamos nuevamente a las urnas sino en las cavilaciones cotidianas que se dan en esta época sensible del año donde el espíritu navideño potencia el intercambio reflexivo familiar.

* Lección número 1: El Poder Ejecutivo no tiene ni i-DEA cuáles son los flagelos que socavan los cimientos de la Democracia y del Estado de Derecho y que, por lo mismo, alejan al Paraguay de la inversión extranjera sobre la que tanto pontifica el Presidente Peña.

* Lección número 2: El Poder Ejecutivo no tiene ni i-DEA de cómo se combate con eficacia (siempre relativa) al crimen organizado.

* Lección número 3: El Poder Ejecutivo no tiene ni i-DEA de la importancia que reviste para un país que sus gobernantes sean capaces de explicitar primero y explicar después, cuáles son las fortalezas y las debilidades logísticas, operativas, técnicas, administrativas, presupuestarias, etc, para luego proyectar tanto políticas públicas como estrategias represivas generando y potenciando alianzas estratégicas con actores claves que, con sus luces, sombras y limitaciones, están mejor equipados y más entrenados para determinadas tareas de alta complejidad.

* Lección número 4: El Poder Ejecutivo no tiene ni i-DEA del valor intangible en el corto, mediano y largo plazo que reporta la gratitud hacia los Estados o las agencias de cooperación que históricamente posibilitaron resultados tangibles en tantos frentes donde el Paraguay se ve superado o incluso, donde ya hubiese claudicado de no ser, precisamente, por el soporte que brindan las alianzas estratégicas que se activan a nivel internacional no tanto gracias a la clase dirigente como a pesar de ella. Basta fijarse en los indicadores serios que miden cómo se encuentra el Paraguay en temas como el avance de la corrupción, la fragilidad institucional, el protagonismo del crimen organizado, los alarmantes e inaceptables índices de exclusión y marginalidad, la desnutrición infantil, la falta de empleo, los déficits en educación y salud, la prepotencia de las mayorías coyunturales, etc. para advertir que estamos mucho más cerca de Haití o Burundi que de Uruguay, Costa Rica o Chile por referir solo a países del continente.

* Lección número 5: El Poder Ejecutivo no tiene ni i-DEA de cómo se debe enmendar un desaguisado mayúsculo que afecta el nombre, la reputación y la imagen no solo de las personas electas para gobernar sino de todo el país. En efecto, que el Presidente, en vez de destituir a los responsables políticos del entuerto, haya optado por brindar discursos plagados de galimatías obligando a los ministros más calificados a justificar los mamarrachos cometidos por los colaboradores afines a quienes fueron designados por Estados Unidos como significativamente corruptos por sus lazos con el crimen organizado, pinta de cuerpo entero al Sr. Santiago Peña que, antes de cumplir 18 meses en el cargo, ya nos ha dejado en claro que su única motivación se reduce a que un cuadro con su rostro engrose la galería de Presidentes que, en la mayoría de los casos, pasaron por el Palacio de López con más pena que gloria.

* Lección número 6: El Poder Ejecutivo no tiene ni i-DEA de cómo se hace para honrar la confianza y mostrar respeto a la ciudadanía. Preso de su propio entorno putrefacto donde la voz cantante la llevan los corruptos significativos, los ladrones de galleta y fariña, los trato apu´á, los mariposones y otros especímenes de la fauna política local de nefasta reputación, el Presidente Peña no tiene margen alguno para dirigir el país o para combatir los vicios y flagelos que mantienen al Paraguay en la miseria absoluta maquillada con cifras macro económicas que en nada contribuyen a mejorar la suerte y la calidad de vida de la mayoría de los paraguayos tal como se constata en cada semáforo de Asunción donde niños cargando niños en brazos deambulan sin futuro y sin esperanza sufriendo el destrato no solo del gobierno sino de los pocos favorecidos que gozamos el privilegio de la inclusión y que optamos por naturalizar el horror.

Las celebraciones de fin de año suelen propiciar evaluaciones retrospectivas y prospectivas en el seno de las familias. El 2024 se cierra con muchísimas señales y evidencias que muestran con claridad que las prioridades de los poderes públicos en general y del poder ejecutivo en particular, están muy alejadas de los intereses de la ciudadanía. Bien harían las familias paraguayas tan destratadas por el gobierno, en incluir en el intercambio navideño algo de creatividad para luego nutrir al Ejecutivo de las ideas de las que hoy carece su titular.

Peña y su gabinete, tal como lo sentenció Sarmiento en su oportunidad, no volverán del ridículo. Empero, tal vez (y solo tal vez), en nuestro propio beneficio comunitario, ejercitando un poquito más de compromiso cívico, podamos ayudar al Presidente y a su entorno, a que venzan esa compulsión irresistible que los lleva a recaer y reincidir en el ridículo con mórbida afición. Las I-DEA-S que la ciudadanía pueda aportar, serán bienvenidas!!

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