Casi el 40% de los hogares paraguayos están liderados por mujeres que, además de asumir la responsabilidad económica, deben enfrentar una doble o incluso triple carga con el cuidado y la administración del hogar. Aunque hubo avances en acceso a la educación, salud y programas sociales, las brechas laborales persisten: la mayoría trabaja por cuenta propia, con ingresos por debajo del promedio y en condiciones de informalidad.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población de mujeres ocupadas se concentra en actividades tales como trabajadoras de servicios, vendedoras de comercios y mercados, y trabajadoras no calificadas. El ingreso promedio mensual de la población ocupada asciende a aproximadamente G. 3.045.000, siendo el ingreso promedio de las mujeres G. 2.625.000.
Casi el 40 % de los hogares están liderados por mujeres. En ese sentido, la economista Gloria Ayala Person, en entrevista con Radio 1000 e InfoNegocios, consideró que el impacto económico es profundo, ya que la madre asume no solo el sustento económico del hogar, sino también la carga del cuidado, la educación de los hijos y la administración del presupuesto familiar. Señaló que esta doble o triple jornada implica altos niveles de estrés financiero y emocional, porque muchas veces los ingresos son inestables, sobre todo si se trabaja por cuenta propia.
En ese sentido, cabe mencionar que la mayor proporción de mujeres ocupadas se concentra en la categoría de trabajadoras por cuenta propia, seguida por la de empleadas u obreras del sector privado.
Para Ayala Person, existen múltiples barreras estructurales que dificultan el acceso de las madres jefas de hogar a empleos formales y bien remunerados. Entre las principales, mencionó la falta de servicios de cuidado infantil accesibles y de calidad, lo que obliga a muchas mujeres a optar por trabajos informales o desde el hogar. También destacó la baja escolaridad o formación técnica, muchas veces interrumpida por la maternidad temprana, como un factor que limita sus oportunidades laborales.
Apuntó a la persistente discriminación de género, especialmente en sectores donde aún se cuestiona la capacidad de las mujeres para ocupar cargos de responsabilidad. A esto se suma la alta informalidad que afecta a más del 60% de las mujeres ocupadas en Paraguay, restringiendo su acceso a beneficios sociales, jubilación y seguridad laboral.
Ayala Person también remarcó la escasez de transporte seguro y accesible, en especial en zonas rurales y periféricas, como otro obstáculo para sostener un empleo fuera del hogar. “Las mujeres jefas de hogar deben balancear su tiempo entre producir ingresos y cuidar de su familia, lo que las coloca en una situación de desventaja frente a los hombres, o incluso frente a otras mujeres sin cargas familiares”, puntualizó.
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