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sábado, mayo 17, 2025
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El arte de conversar bien en el trabajo

Por Ana Balbuena https://www.linkedin.com/in/anaibalbuena/

¿Son nuestras conversaciones productivas? ¿Cómo lo logramos?

¡Qué mala fama se han ganado los espacios de conversación en las organizaciones! A menudo son criticados por carecer de naturalidad, por no tener claridad en sus objetivos o simplemente por sentirse como una pérdida de tiempo.

Sin embargo, tener conversaciones de calidad es un arte que todos podemos aprender. Y para lograrlo, es clave ser conscientes de la naturaleza del intercambio que estamos teniendo, para así poner en juego nuestra mejor y más apropiada habilidad.

La pregunta que puede disparar un cambio es simple pero poderosa: ¿qué tipo de conversación estamos teniendo y cuál es la habilidad que mejor la acompañará?

¿Qué ayuda a tener conversaciones productivas?

Tener contexto. Esto implica convocar a las personas correctas y asegurarse de contar con la información necesaria.
¿Cuántas veces nos pasa que participamos en reuniones en las que, a los pocos minutos, nos preguntamos: “¿Qué hago en esta mesa?” Ese tipo de situaciones genera frustración, ansiedad y la sensación de estar desperdiciando tiempo valioso.

Los equipos funcionales logran más en menos tiempo porque evitan enfocarse en temas equivocados y no repasan una y otra vez los mismos asuntos.

¿Cómo lo logran?

Comunicación cascadeada: Al finalizar cada reunión, los equipos revisan explícitamente las decisiones clave y acuerdan lo que se comunicará al resto de la organización. Este ejercicio —conocido como comunicación en cascada— refleja un compromiso público con los acuerdos y alinea a todos en torno a los mismos objetivos. Incluso los más escépticos se comprometen cuando comunican decisiones a sus equipos directos.

Foco: no ramificar la agenda. Es fundamental no evitar ni frenar los debates intensos sobre temas estratégicos, aunque se prolonguen. Tampoco conviene pasar a otro punto solo porque se nos acaba el tiempo. Sostener el foco es una decisión valiente y necesaria.

Claridad y cierre: Un equipo comprometido con las decisiones no permite ambigüedades. Se esfuerza en dejar en claro qué se va a hacer, quién lo hará y cuándo. Hacer el trabajo difícil de “luchar contra los problemas hasta el suelo” es lo que permite avanzar.

Una práctica que transforma

En definitiva, tener conversaciones productivas no es cuestión de suerte ni de personalidad: es una práctica que se construye con intención, claridad y compromiso. Cuando las organizaciones invierten en desarrollar esta capacidad, no solo mejoran los resultados, sino también el clima, el sentido de pertenencia y la habilidad para adaptarse al cambio.

¿Y si empezamos por la próxima reunión? Un pequeño cambio en cómo conversamos puede transformar lo que construimos juntos.

Con una productividad laboral en crecimiento, es el momento ideal para transformar nuestras conversaciones organizacionales y aprovechar al máximo las herramientas digitales disponibles.

1000 Noticias 7
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Redacción Grupo 1000 Noticias

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