El presidente de Argentina Javier Milei envió una comunicación oficial a todos los embajadores y altos funcionarios del Servicio Exterior de su país en el que exige total alineamiento a las posiciones que él expresó en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), contrarias a la Agenda de Desarrollo 2030, y advirtió que “quienes no se encuentren en condiciones de asumir los desafíos que depara el rumbo adoptado en defensa de las ideas de la libertad deberán dar un paso al costado”.
El texto remitido por canales diplomáticos dice que “ningún funcionario de esta administración ni quienes representan a la Argentina en el exterior deben acompañar ningún proyecto, declaración, resolución, o documento que establezca violaciones al derecho a la vida, la libertad y la propiedad; o un trato desigual frente a la ley; valores que son pilares de esta nueva administración, de ningún ciudadano del mundo”.
Esta semana había renunciado el vicecanciller Leopoldo Sohares, número dos de Diana Mondino en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto. Lo reemplazó Eduardo Bustamante, hasta entonces cónsul general en Montevideo. A Sohares se lo señalaba como resistente a la nueva línea de la Cancillería que estableció Milei.
Un caso similar fue el del embajador de carrera Ricardo Lagorio, representante argentino ante la ONU, marginado de la mayoría de las actividades del Presidente durante su paso por New York y finalmente desplazado esta semana.
Tal como publicó La Nación, la Casa Rosada mira con desconfianza también a Sonia Cavallo, embajadora política en la Organización de Estados Americanos (OEA), quien cedió protagonismo en la asamblea general de abril a manos de la abogada Ursula Basset, cercana a Karina Milei, refractaria a la Agenda 2030 y de creciente poder en la Cancillería.
Fuente: La Nación-Argentina